Parashat Vayikra — Un Viaje de Expiación: El Amor y la Santidad de Dios
viernes, 24 de marzo de 2023
"Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda."
Levítico 1:2
Shalom queridos amigos,
Hoy, nos embarcamos en un viaje emocionante mientras nos sumergimos en Parashat Vayikra, que se encuentra en Levítico 1:1-5:25, que explora la profunda relación entre el amor de Dios, Su santidad y el significado del sistema de sacrificios. Al descubrir estas verdades profundas, que nuestros corazones sean cautivados por las profundidades del amor de Dios y la gracia que Él ofrece a través de la expiación por el pecado.
El Propósito de los Sacrificios: Reconciliación y Relación
Al comenzar nuestro estudio, es crucial entender el propósito principal de los sacrificios detallados en Levítico: reconciliar a la humanidad pecaminosa con nuestro santo Dios. El sistema de sacrificios proveyó al pueblo de Israel una manera de expiar sus pecados, restaurando su relación con Dios, y enfatizando la severidad del pecado y la necesidad del perdón.
“Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.” — Levítico 1:1-4
El Papel del Sumo Sacerdote
El sumo sacerdote era central para el sistema de sacrificios ya que mediaba entre Dios y el pueblo. El sumo sacerdote presentaba los sacrificios en nombre del pueblo y desempeñaba un papel crucial en el mantenimiento de su relación con Dios.
Los Cinco Tipos de Sacrificios
Ofrenda Quemada (Olah): La Ofrenda Ascendente (Lev. 1:3-4)
La ofrenda quemada (holocausto), también conocido como el Olah, era un sacrificio voluntario dado al Señor para expresar dedicación y devoción. La totalidad de la ofrenda era consumida por el fuego en el altar, simbolizando la entrega completa de uno mismo a Dios.
Ofrenda de Granos (Minjá): Ofrenda cocida (Lev. 2)
La ofrenda de grano era una manera para que los israelitas expresaran gratitud a Dios por Su provisión. Esta ofrenda consistía en harina finamente molida, aceite e incienso, que se combinaban y quemaban en el altar como un aroma agradable al Señor.
Ofrenda de Paz (Shelamim): La Ofrenda de Comunión (Lev. 3)
La ofrenda de paz, o Shelamim, servía para expresar gratitud y pedir el favor de Dios. El animal sacrificado era compartido entre el adorador, los sacerdotes y Dios, simbolizando la comunión entre el pueblo y su Creador.
Ofrenda por el Pecado (Chatat): Restaurando Relaciones (Lev. 4:27-28)
La ofrenda por el pecado, o Chatat, era un sacrificio obligatorio dado para expiar los pecados no intencionales cometidos contra Dios u otros. Esta ofrenda enfatizaba la necesidad de purificación y la importancia de mantener la relación correcta con Dios y los demás seres humanos.
Ofrenda por la Culpa (Asham): Estar a Cuentas
La ofrenda por la culpa, o Asham, se presentaba cuando una persona cometía una violación de confianza o profanaba las cosas sagradas. Esta ofrenda demostraba la necesidad de hacer las paces y la seriedad con la que Dios considera el pecado.
El Amor Inquebrantable de Dios: El Corazón del Sistema de Sacrificios
En el centro del sistema de sacrificios estaba el amor inquebrantable de Dios por su pueblo. Él estableció estos rituales no para cargarlos, sino para proporcionar un medio para que Su pueblo elegido se acercara a Él y experimentara Su gracia.
A lo largo de las descripciones de las diversas ofrendas, a menudo aparece la frase "olor grato". Esta expresión significa el placer de Dios al recibir los sacrificios, ya que demostraban el arrepentimiento y el deseo de la gente de mantener una relación correcta con Él.
"Y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová." – Levítico 1:9
El sistema de sacrificios era un prototipo del sacrificio definitivo que se haría en nombre del pueblo: la muerte expiatoria de Yeshúa, el Cordero de Dios. A través de Su sacrificio, Yeshúa proveyó una expiación perfecta y duradera por los pecados del mundo, cumpliendo el sistema de sacrificios.
"Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo." — Hebreos 2:16-17
La muerte de Yeshúa en la cruz fue el sacrificio final y perfecto. Se ofreció voluntariamente y sin mancha, cumpliendo los requisitos del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. A través de su acto desinteresado, recibimos perdón, reconciliación y vida eterna.
"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." – 1 Juan 2:2
Yeshúa también sirve como nuestro Sumo Sacerdote eterno, intercediendo por nosotros ante el Padre (Hebreos 7:24-25). Su sacerdocio supera al del orden levítico, proporcionándonos acceso constante a la presencia y gracia de Dios.
La Santidad de Dios: La Fundación de la Expiación
El sistema de sacrificios fue establecido en respuesta a la santidad de Dios. Como Creador, Dios es inherentemente santo, y Su naturaleza requiere que el pecado sea tratado y expiado.
Debido a su santidad, Dios no puede pasar por alto el pecado. El sistema de sacrificios proporcionaba una manera para que los israelitas recibieran el perdón y mantuvieran una relación con su Dios santo.
El pecado nos separa de Dios, creando una barrera que sólo la expiación puede eliminar. El sistema de sacrificios revelaba la gravedad del pecado y la importancia de la reconciliación con nuestro Creador.
La Expiación y Nuestra Vida
Como creyentes en Yeshúa, recibimos los beneficios de su sacrificio expiatorio, experimentando la gracia, la misericordia y el perdón de Dios. Ya no estamos atados por el sistema de sacrificios, sino que tenemos acceso directo al Padre a través de la sangre de Yeshúa.
Aunque el sacrificio de Yeshúa nos ha llevado a una relación correcta con Dios, todavía estamos llamados a buscar la santidad en nuestra vida diaria. Este proceso, conocido como santificación, es un viaje continuo de crecimiento y transformación a medida que nos parecemos más a Yeshúa.
El sistema de sacrificios y la expiación de Yeshúa ejemplifican el amor de Dios por su pueblo. Como seguidores de Yeshúa, estamos llamados a amar a los demás con sacrificio, reflejando el amor de nuestro Salvador en nuestras relaciones y acciones.
Abrazando el Viaje de la Expiación
Al explorar Parashat Vayikra y el sistema de sacrificios, podemos ver la belleza y la profundidad del amor y la santidad de Dios. Por medio de los sacrificios y la expiación definitiva de Yeshúa, somos atraídos a una relación más cercana con nuestro Creador, experimentando Su gracia y perdón.
Al abrazar el viaje de la expiación, recordemos siempre el gran amor que Dios tiene por nosotros y el increíble sacrificio que Yeshúa hizo en nuestro nombre. Que nuestros corazones se llenen de gratitud y nuestras vidas estén marcadas por la búsqueda de la santidad y el amor por los demás.
La Expiación en los Tiempos Modernos
En los tiempos modernos, es esencial que los creyentes aprecien y entiendan el significado del sacrificio expiatorio de Yeshúa. Esta comprensión profundiza nuestra fe y nos ayuda a comprender la magnitud del amor de Dios por nosotros.
Como seguidores de Yeshúa, tenemos la responsabilidad y el privilegio de compartir el mensaje de la expiación con los demás. Esto incluye no solo explicar los aspectos teológicos, sino también demostrar el poder transformador del sacrificio de Yeshúa en nuestras propias vidas.
El concepto de expiación también puede aplicarse al contexto más amplio de la justicia social. Como creyentes, estamos llamados a trabajar hacia la reconciliación y la sanidad en un mundo marcado por el pecado y el quebrantamiento.
El Futuro de la Expiación
La Biblia enseña que Yeshúa un día regresará a la tierra, llevando a cabo el cumplimiento final de la expiación. Este suceso marcará el comienzo de una nueva era de paz y armonía, donde el pecado y sus efectos serán erradicados.
En definitiva, la culminación de la expiación conducirá a la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra, donde la presencia de Dios se realizará plenamente, y Su pueblo vivirá en perfecta armonía con Él.
La promesa del regreso de Yeshúa y el establecimiento de un nuevo cielo y tierra proveen a los creyentes con esperanza eterna. Esta esperanza nos sostiene a través de los desafíos y las pruebas de esta vida, mientras esperamos el día en que experimentaremos la plenitud del amor de Dios y la finalización del proceso de expiación.
Últimas reflexiones
Al reflexionar sobre el recorrido de la expiación, desde el sistema de sacrificios en esta parashá hasta el sacrificio definitivo de Yeshúa, vemos un hermoso tapiz del amor, la santidad y la redención de Dios. La historia de la expiación revela la profundidad del compromiso de Dios con Su creación y los esfuerzos que hizo para restaurar nuestra relación rota con Él.
En respuesta a este increíble amor, esforcémonos por vivir vidas que honren y glorifiquen a Dios, a medida que buscamos crecer en santidad y compartir el mensaje de expiación con un mundo que necesita sanidad y reconciliación. Que nunca perdamos de vista la esperanza eterna que tenemos en Yeshúa, y que nuestras vidas sean un testimonio del poder transformador de Su sacrificio expiatorio.