"Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas".
Salmos 147:3
Querido Socio:
En estos tiempos difíciles, la tierra de Israel se enfrenta a uno de sus períodos más difíciles, una muestra tanto de la fragilidad como de la resiliencia de la vida humana. Hoy, nos acercamos a ustedes con historias de coraje, pérdida y el espíritu perdurable de nuestra gente.
Nuestros corazones están apesadumbrados por las historias que surgen del reciente conflicto, especialmente la desgarradora experiencia de las familias que viven cerca de la frontera de Gaza. Considere la historia de esta familia del kibutz Nir Oz que se enfrentó a un terror inimaginable en lo que debería haber sido una ocasión feliz: el cumpleaños de un hijo. En cambio, se encontraron acurrucados en una habitación segura, aferrados el uno al otro mientras el caos de la guerra hacía estragos afuera. La madre, en un conmovedor momento de miedo y esperanza, le prometió a su hijo mayor que celebrarían la vida, a pesar de la sombra inminente de la muerte.
La terrible experiencia de esta familia es un duro recordatorio de la crisis más amplia que enfrenta nuestra comunidad. Con uno de cada cuatro miembros del kibutz secuestrado o asesinado, casi ninguna familia de Nir Oz salió ilesa de esta tragedia. Sus hogares, una vez llenos de risas y amor, ahora están vacíos o destruidos, esperando el regreso de sus dueños.
Estos acontecimientos también ponen de relieve la difícil situación de los soldados de reserva de Israel, algunos de los cuales también son propietarios de pequeñas empresas. Reclutados después de la masacre, han estado sirviendo a nuestro país durante meses, causando que sus negocios sufran pérdidas financieras significativas. El impacto económico en sus familias es profundo y multifacético, lo que se suma a la carga del conflicto en curso.
Al contemplar el "día después", cuando las familias regresan a sus hogares, nos enfrentamos a una realidad aleccionadora. Actualmente, el gobierno está apoyando a 126.000 evacuados en hoteles de todo Israel. Sin embargo, la pregunta de qué sucederá cuando regresen a sus hogares se cierne sobre ellos. Muchas de estas familias están desempleadas, sin ninguna fuente de ingresos, y se enfrentan a la abrumadora tarea de reconstruir sus vidas desde cero.
Si bien el gobierno y las compañías de seguros se encargarán de la reconstrucción de las estructuras físicas, la responsabilidad de volver a amueblar las casas recae en las familias en sí. Aquí es donde VPI pretende tener un impacto significativo. Nuestro objetivo es ambicioso pero vital: proporcionar $10.000 a cada una de 200 familias, ayudándolas a volver a amueblar sus hogares. Este apoyo no solo les proporcionará artículos domésticos esenciales, sino que también servirá como símbolo de esperanza y solidaridad en estos tiempos difíciles.
Su contribución a esta causa es más que una simple donación; es un salvavidas para estas familias. Es un gesto de compasión que trasciende las fronteras, ofreciendo consuelo y la oportunidad de reconstruir las vidas destrozadas por la horrible masacre del 7 de octubre. Su generosidad puede convertir una casa de nuevo en un hogar, un lugar de seguridad y paz en medio de la confusión.
No podemos lograrlo solos. Su apoyo es crucial para ayudarnos a llevar ayuda y consuelo a los que más han sufrido. Por favor, considere extender su más sincera bondad a estas familias que han dado tanto por su país y su comunidad.
Al solidarizarnos con estas almas valientes, le invitamos a unirse a nosotros en esta misión de esperanza y restauración. Que el Señor le bendiga abundantemente por su cuidado y apoyo.
Para donar y ayudar a estas familias, visite nuestro sitio weby dedique su donación a "Construcción y Desarrollo".
Por favor, considere donar mensualmente. Su acto de compromiso nos ayudará a planificar con anticipación y aumentar nuestra distribución.
Que el Señor le bendiga.
En Su Amor.
Barry y Batya
