Batya — El Corazón de Visión para Israel

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A medida que nos acercamos al día especial del 18 de agosto, en Visión para Israel queremos hacer una pausa y reflexionar sobre la vida y el viaje de una mujer extraordinaria cuyo cumpleaños estamos celebrando. Batya encarna una fe inquebrantable, un epítome de amor duradero y un símbolo de un compromiso inquebrantable con nuestra comunidad y la tierra de Israel.

La vida de Batya no solo es una historia de supervivencia, sino un testimonio de cómo prosperar frente a la adversidad. Nacida y criada en Jerusalén, Batya creció en compañía de sus cuatro hermanos. Sus maravillosos padres, aunque no tenían mucho, la criaron a ella y a sus hermanos sin que les faltara nada. Se preocupaban por el bienestar de los niños y los criaban para amar a los demás. También les enseñaron el privilegio de recibir huéspedes.

A una edad temprana, experimentó el terror de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando dos de sus hermanos estaban sirviendo en el ejército y su padre fue reclutado en las reservas. El valiente camino de Batya a casa a través de los sonidos de explosiones y disparos pinta una imagen vívida de la resiliencia que tiene.

Su resiliencia se puso a prueba nuevamente durante la amarga Guerra de Yom Kippur en octubre del 73, justo antes de que ella misma se alistara en el ejército. Al experimentar la pérdida de sus amigos de la escuela secundaria, soportó la dura realidad de la guerra y comprometió su vida a una causa más grande que ella: servir en la Fuerza Naval, lidiando con la unidad más secreta de Israel.

Cuando Batya era niña, le encantaba leer y, posteriormente, su primer trabajo fue contar cuentos para niños en la estación de radio nacional. El compromiso de Batya de servir a su país no se detuvo allí. La mente inquisitiva de la jerosolimitana la llevó a estudiar e investigar temas interesantes, ayudándola en su viaje por la vida. Su enfoque práctico a la vida y su amor por resolver los desafíos diarios se reflejaron en sus esfuerzos en la industria editorial, y más tarde cuando dio vida a la alegría de la música y la composición de canciones.

Pero el cambio más significativo en la vida de Batya se produjo a finales de los años setenta cuando llegó a la fe en Yeshua. Su vida dio un giro dramático cuando tuvo un encuentro milagroso con el Mesías judío. Esta nueva fe la llevó a conocer a Barry en una reunión semanal para compositores y músicos en Jerusalén a principios de los ochenta. El vínculo que formaron sería la piedra angular de lo que hoy conocemos como Visión para Israel.

Visión para Israel nació de las adversidades que enfrentó el pueblo de Israel durante el período de la Intifada a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Las graves actividades terroristas que comenzaron con la explosión de terroristas suicidas en los autobuses movieron a Batya y Barry a tomar medidas. Deseaban aliviar las graves dificultades que existían en la sociedad israelí, lo que llevó al establecimiento de Visión para Israel en 1994.

El legado de Batya no se limita al establecimiento de esta organización. Prospera en los corazones de aquellos a quienes servimos. Este año, gracias a la generosidad de nuestros donantes, hemos logrado proporcionar tarjetas de regalo magnéticas a 1.500 familias en preparación para Rosh Hashaná. Esto supone un aumento del 50% con respecto a nuestro objetivo original. En estos tiempos de malestar social en Israel, la ayuda que brindamos a estas familias es aún más crucial. Sus generosas contribuciones nos permiten defender el legado de resiliencia, fe y amor de Batya.

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¡Únase a nosotros para desearle a Batya Yom Huledet Same'ach!

El Equipo de Visión para Israel